lunes, 20 de octubre de 2008


Gazzelloni mutante


había días y noches en que
Gazzelloni mutante
agarrando los chupetines que estaban tirados en un tapiz
le sacaba los pelitos y como uva
los comía, manchando con la pus inane y blanca de caramelo tricolor
su lengüilarga en un tapete azul, hastiado por las uva.
recortaba un chiquito de su monstruosa lengüilarga
y su abdomen se recortaba también, de fierro infirme
en esa pose, escondiéndose para no mirarse, entre las luces del estadio
que no existen, y su vientre con un pipí amarillo y uva
-o con un camisón excluido/mojado de la abuela que a veces se ponía a orinar.
la leche lo tenía siempre servida como un plato
en un vaso con etiqueta que dice feliz cumpleaños
apostado en mesa blanca
con mantelito blanco y con un corazón rojo partido por una flecha a la mitad, como de cupido.
pero estaba congestionado pobre Gazzelloni, hombre, o tenía coágulos
que escupía en el piso rana de su terraza / y se iban por la rejilla, como un derrame rojo
y hasta a veces lo tosía con las manos que no tiene, totalmente tanteado de pus.
su panza es chata o gorda
o hincada o hueca, y se mira a sí misma.
y por eso, y no más bien por otra cosa, olía a veces sus panas de lora
su algodón de leva, y su mantita azul y blanca, con la que se acuesta y se mira.
encajetada y con morcilla replettt, la mamadera llena llena
de leche llena de la teta de una madre gorda que, como nueva le daba masa de comer, debajo.
lo ataban y pobre, antes de despedirse de pie o olerse entre sus 3 patitas, y salirse de la cuneta al piso
totalmente gordo y fastidiado.
la giganta madre lo esperaba afuera de la casa, acaso
viéndolo irse y caerse entre las leche y los vidrio y azul
del mediodía y la mañana, gorda
en el pasto tomando sol, radiando
y tocando sus propias ubres de madre manchadas por el pasto verde como un perro hembra.
había otras persona en el escenario azul, escénico.
azul porque el cielo era celeste y había una luz pequeñas y gigantesca, que lo atenuaban un poco más.
un empresario ebrio que la giganta amarraba con pavor, y una nena.
y la poca leche se la da a él, batiendo su infirme ubre a caballo entre sus tetas y las tetillas de la nenita y el empresario viejo y holgazán.
los dos juntos pasean a veces a un perro muy chiquitito que piya contento en el patio con flores.
siempre a los costados peri lo que pasa de chico, como recortecitos de escenas de foto tachadas
con cinta amarilla, eléctrica y tosca.
y lo dejan fluir afuera pero sólo para piyar porque contento, y no hacía caca porque no aprendía
a hacer él solito, y si intenta se le sale la tripa por el ano negro y indecoroso.

(Mes de Octubre de 2008)