telarañas
qué deprimido me
siento en el sillón y
miro la televisión
un rato. en los brazos del sillón,
veo las marcas de los nervios de
mi gato. en los oídos tapados por
telarañas, harán ya diez años que los gritos terribles de mi
madre dejaron su marca también.
qué deprimido me
siento en la deriva de
un sueño y miro:
cómo telarañas oscuras en
paredes blancas manchadas por el rocío
pelean airosamente su instancia secreta elevadas por los
aires entre manchas de humedad y hálitos sagrados de luz.
y entre gritos terribles y luz
mi boca se hunde en
silencio profundo.