lunes, 19 de agosto de 2013

una rosa 

una rosa se esconde entre los muebles de mi cuarto; hay que hacer poco ruido para poder buscarla. lo más probable es que se haya escondido en algún rincón; que a pesar de su hermosura, haya sido seducida por el aislamiento.
plegaria 


jesús, sería fácil corregir, con un
poco de luz, las manchas
que a pesar tuyo destruyen tu
imagen,
cuando estoy sentado enfrente
de tu rostro, mirando tus ojos, pálido e
inmutable, en el instante
de la plegaria

sin duda, un poco de maquillaje
podría sustituir las amarguras
que en la boca yacen, las tinieblas
que en tus ojos se alzan
con gravedad
algo negro 


no puedo nombrar algo negro que, como una
piel, se disfraza de otra cosa en la mesa
y se instala como la maldad.
pensamos en abrir el armario, exponer esa
cosa ante el crucifijo,
pero los tíos se alejan; ahora,
desean criticar nuestra posición en el incidente

es fácil ser así, ocultarse en la ortodoxia es discernir
la realidad de una forma cómoda
no es tampoco un momento dramático ni se ha
realizado un sacrificio;
la instancia se repite, en mi casa,
y la maldad se desnutre;
aún así no desaparece
extremaunción


con las manos atadas, acaricio a la
nena, que se expone cubierta
de cienpies en la fiesta de mi padre;
él acaba de morir de cáncer,
pero fue amado por todos nosotros